¿Qué es la mastitis y cómo prevenirla?
¡Es momento de la lactar a tu bebé! Sin embargo, existen problemas como la mastitis que pueden afectarte en esta etapa.
La mastitis es muy común en los primeros días del postparto; sin embargo, debes estar atenta a todos los síntomas y acudir al médico a tiempo. Recuerda que la lactancia es un momento único para ti y tu bebé.
¿Has sentido un poco de dolor cuando no estás amamantando a tu bebé y tus pechos se llenan? Si has tenido este malestar, pero se quita en el momento que lactas a tu bebé, no hay problema, es normal en los primeros días, sin embargo, si la dolencia continúa o empeora, ¡cuidado! Podría tratarse de mastitis.
¿Qué es la mastitis?
La mastitis es la inflamación que se produce en uno o ambas mamas cuando los conductos mamarios se tapan, comúnmente por la acumulación de leche materna que no se extrae o por sobrepoblación bacteriana.
Suele afectar a las mujeres que están en periodo de lactancia, aunque, en algunas ocasiones, la mastitis puede estar acompañada de infección o aparecer por otros motivos en mujeres no lactantes.
Se manifiesta con abultamientos, dolor y/o calor zonificado en el seno, congestionamiento, coloraciones rojas y/o fiebre y escalofríos. Es una afección común dentro de los primeros 3 meses y se presenta con mayor frecuencia entre las primeras 3 o 4 semanas postparto.
Causas de la mastitis
Existen algunas causas comunes relacionadas a la mastitis durante los primeros días de la lactancia. A continuación, te mencionamos algunas:
- Agarre incorrecto o mala succión del bebé.
- Tener tomas programadas y no dar a libre demanda.
- Incorrecta extracción de la leche materna.
- Ampliar el tiempo entre tomas de forma repentina.
- Disminución de las defensas maternas relacionadas con el postparto.
- Haber padecido mastitis anteriormente.
- Heridas en la piel del pezón.
- Estrés.
- Mala alimentación.
- Sistema inmunitario débil.
- Presión inadecuada en las mamas (brasieres apretados o dormir boca abajo).
Síntomas comunes
En el postparto suceden muchos cambios en tu mente y tu cuerpo, sin embargo, la mastitis tiene unos síntomas comunes que puedes identificar fácilmente y debes acudir al médico para iniciar el tratamiento.
Si durante el momento de la lactancia sientes dolor en el pecho, endurecimiento, enrojecimiento e hinchazón que no es normal, es posible que estés desarrollando una mastitis.
Recuerda que en las primeras 48 a 72 horas del nacimiento de tu bebé, pueden ocurrir estos mismos síntomas por "la bajada" de la leche, pero si desaparecen ante la succión o extracción manual, no hay de que preocuparse.
¿Cómo puedo prevenirla?
La mastitis, a pesar de que es una afección común en el postparto, es prevenible. A continuación, te recomendamos algunos consejos que puedes emplear durante los primeros días:
Empieza la lactancia lo más pronto posible
Tu bebé está listo y es capaz de alimentarse dentro de su primera hora después de haber nacido, se recomienda iniciar con contacto piel a piel durante este momento para lograr un mejor inicio para tu lactancia.
Promueve la frecuencia de tomas
Así como es de gran beneficio para tu bebé mantener una buena frecuencia para lactar (de 8 a 12 por día), es decir, cada 1.5 a 2 horas desde el inicio, ayudará a promover tu producción de leche materna.
Amamantar con regularidad y respondiendo a las primeras señales de hambre de tu bebé ayudará a prevenir que se acumule la leche en tus senos y tengas incomodidades por congestión e inflamación.
Revisa el agarre de la boca de tu bebé al seno
Asegúrate que tu bebé tenga un agarre profundo, llegando tu pezón hasta el fondo superior de su paladar, dejando visible sólo una parte de tu areola dentro de su boca que debe estar abierta con los labios expuestos, así como lograr que tus senos queden vacíos después de cada toma.
Una forma de saber si tus senos se vaciaron es masajearlos para comparar su firmeza antes de la toma y al final de la toma, en donde se deben sentir mucho más blandos.
Mantén la lactancia a libre demanda
Dejar periodos largos entre cada toma puede llevarte a tener las mamas congestionadas con leche materna, esto brinda un ambiente propicio para el sobrecrecimiento de bacterias.
Para reducir este riesgo, alimenta a tu bebé con la mayor frecuencia posible y en largos periodos de tiempo tanto en el día, como en la noche. Permítele que vacíe tu seno antes de cambiarlo de lado, si es que aún muestra señales de hambre.
Tu bebé dejará de succionar cuando esté satisfecho. Para la siguiente toma, comienza con el otro seno o con el que terminó a medias, teniendo en cuenta que aún puede quedar leche de la carga anterior. Apunta en una libreta con cuál lado inicia y en dónde termina.
Amamanta de forma exclusiva durante por lo menos los primeros 6 meses de vida
La OMS recomienda amamantar a tu bebé de forma exclusiva durante por lo menos los primeros 6 meses de vida para darle todos los beneficios de la leche materna. Brindar tomas frecuentes ayuda a prevenir que se congestionen tus senos y evitar la mastitis.
Si varían los patrones de alimentación de tu bebé, o tienes que extender el tiempo entre tomas por alguna razón en específico, utiliza un extractor de leche materna ayudando a mantener en ritmo tu producción.
Varía las posiciones en las que amamantas
Rotar las posiciones en las que amamantas puede llegar a ayudarte a vaciar tus senos de forma más efectiva.
Evita la presión en tus senos
Los conductos obstruidos pueden llegar a ser causados por exceso de presión en tus senos, lo cual previene que la leche fluya libremente. Algunos especialistas recomiendan evitar los sostenes con varillas, muy ajustados o de talla inadecuada, así como el uso de portabebés que aprete tu pecho o dormir boca abajo.
Revisa continuamente tus senos
Mantener una rutina de revisión de tus senos (por ejemplo, después de bañarte), es fundamental, porque te ayuda a identificar señales tempranas de mastitis como pezones rozados, sentirlos pesados o calientes o con abultamientos.
¿Puedo seguir amamantando si tengo mastitis?
La extracción frecuente y efectiva es fundamental para tratar la mastitis y la leche del pecho enfermo no supone riesgo para el lactante, sin embargo, es indispensable que tengas una revisión médica que te ayude a asesorarte sobre este problema.
La mastitis es una de las causas por las que algunas mujeres dejan la lactancia, aunque en muchos casos es posible continuar o no interrumpir, dependiendo de la gravedad y tratamiento que el médico determine, esto puede depender en cada caso.
Tratamiento
Debes tener muy presente que todos los casos son distintos, por lo que tu médico es el único capacitado para determinar el tipo de tratamiento a seguir. En algunas ocasiones se recomienda tomar antibióticos y, en otras sólo se requiere drenar el seno varias veces hasta que la situación mejore por sí misma.
En algunas ocasiones los especialistas sugieren no suspender la lactancia, pues la mastitis no representa un peligro para el bebé. La infección podría cambiar el sabor de la leche y elevar la cantidad de sodio, por lo que, si el recién nacido rechaza las tomas de ese seno, será necesario usar un extractor.
En la actualidad, el uso de probióticos puede ayudar a restablecer el equilibrio de la flora bacteriana normal en la mama y la leche materna, lo que puede ayudar a prevenir la infección o reinfección por bacterias dañinas. Algunos estudios han demostrado que ciertos probióticos como LACTOBACILLUS FERMENTUM LC40(r) pueden ayudar a reducir la carga bacteriana en los conductos mamarios y a disminuir la inflamación y el dolor asociados con la mastitis.
Apoyando tu bienestar junto con las necesidades nutricionales de tu bebé en cada etapa.
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