¡A nutrir las células trabajadoras!
Las células son incansables y necesitan nutrirse bien
¡Crecen tan rápido! A ti te da mucha tranquilidad que tu hijo se ponga más alto, y tenga miles de ocurrencias divertidas. Son señales de que está sano, pero lo cierto es que hay cosas que no puedes ver. Como lo que ocurre dentro de las células.
El crecimiento de tu pequeñito se da gracias a que las células de todo su organismo se multiplican velozmente. Esas pequeñas unidades de vida se dividen, una y otra vez, para hacer crecer huesos, músculos y sistemas. ¿Imaginas el intenso ritmo de trabajo que desarrollan? ¡Son incansables!
El organismo es tan maravilloso que este asombroso crecimiento puede tener lugar aun cuando la nutrición no sea óptima, pero esto es riesgoso para su salud futura. Desafortunadamente, como la mala nutrición celular no se ve, muchas mamás piensan que todo va de maravilla y “bajan la guardia”.
Por ejemplo, si a un pequeño le faltan cantidades minúsculas de algunos nutrientes o bien, no recibe la conformación necesaria de proteínas, puede ganar estatura, y hasta verse muy sano, pero en realidad sus células estarán trabajando en condiciones tales que en su vida adulta podría desarrollar enfermedades como la diabetes o la osteoporosis.
Es decir, la nutrición celular incorrecta o insuficiente, afecta paulatinamente la conformación de las células, hasta llegar al punto en que éstas manifiestan una enfermedad. A veces esto no ocurre de inmediato, sino que se da hasta la edad adulta.
Hablar de nutrición celular es pensar en nutrir lo que no ves y con un enfoque preventivo. Esto es indispensable para todos los seres humanos, pero es de la máxima importancia en los primeros 1000 días, ya que es cuando se ponen los cimientos de la salud del resto de la vida.
Las células no se ven a simple vista, pero sí notamos su maravilloso trabajo. Cada vez que tu pequeño tenga otro “estirón”, haga un lindo dibujo, aprenda una nueva palabra, ¡o invente sus propias canciones!, recuerda que fue gracias a esas diminutas unidades de vida que no dejan de trabajar ni un solo momento.
Al procurar darle a tu hijo todos los nutrientes necesarios y evitar aquellas sustancias que dañan sus células, estás asegurando que estas hermosas fábricas de energía se mantengan en condiciones óptimas en el presente y en el futuro. Así que, cuando se trate de nutrición, piensa en las células: ¡piensa en pequeño!
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