Seguridad del bebé: la elección de los juguetes
Para mantener la seguridad del bebé, debemos estar atentos para saber cuáles son los juguetes más acordes para ellos
Los hay de todos los colores, tamaños y materiales; todos dicen ser los más idóneos y educativos para tu niño, pero ¿Qué debemos tomar en consideración a la hora de comprar juguetes para nuestros hijos y así mantener la seguridad del bebé?
Lo principal es mantener la seguridad del bebé. Es imperativo que los juguetes cuenten con la rotulación respectiva, así como las advertencias del fabricante, instrucciones, edad recomendada, etc. Cuanto más pequeño es el niño/a más grande deben ser los juguetes.
Para mantener la seguridad del bebé, debemos estar atentos para saber cuáles son los juguetes más acordes para ellos: la elección de los juguetes no sólo dependerá de su edad (el producto debe estar acorde a las habilidades que va desarrollando, así como contribuir al progreso de otras), sino también de su personalidad: para un niño retraído, los juguetes que requieran más participantes le ayudarán a potenciar la socialización, mientras que un niño hiperactivo logrará mayor concentración con un juguete de atención, memoria, artísticos, etc.
Los padres deben evitar caer en la tentación de comprar demasiados juguetes, o bien los más complejos y caros, esto no aporta a la seguridad del bebé: muchas veces una simple pelota puede desplegar más su fantasía y capacidad simbólica que complicados aparatos que dejan poco lugar a la imaginación.
Entre los 0 y 6 meses, los bebés necesitan juguetes que les ayuden a descubrir su cuerpo y distinguir texturas, formas y colores. Los juguetes más idóneos para la seguridad del bebé móviles para la cuna, muñecos blandos con cascabeles, mordedores, etc.
A partir de los siete meses, el bebé quiere moverse y descubrir su mundo. Los juguetes con sonidos y movimiento son ideales para esta etapa y los más acordes para la seguridad del bebé.
Cuando ya han cumplido un año, los niños han aprendido a hablar y desplazarse. Su motricidad también se ha afinado, por lo que pueden jugar a apilar cubos o encajar piezas. Siempre hay que reparar en que las piezas del juguete sean lo suficientemente grandes como para que el niño no se ahogue con ellas.
Al año y medio, los autitos y otros rodados comienzan a causar furor, al igual que los productos que estimulan el desarrollo artístico de los niños (pizarras, instrumentos musicales, pinturas, etc.).
Cuando ya han cumplido dos años, los niños juegan imitando escenas cotidianas, ya sea jugando a la familia o imitando actividades diarias, como cocinar, trabajar en el computador o hablar por teléfono. Los rompecabezas son un excelente método para apaciguar los ánimos de los más inquietos.
Independiente de la edad, es de vital importancia que la familia no acostumbre al niño a recibir regalos constantemente, a fin de evitar generar en ellos una cultura consumista y desechable. En vez de entregarles una sobredosis de juguetes, es mucho mejor para ellos salir a jugar y hacer ejercicio, caminar y descubrir cosas nuevas.
Si el niño tiene hermanos mayores, la familia debe enseñarle a estos últimos que no deben darle a sus hermanos chicos objetos pesados, afilados, en punta o muy pequeños, aunque se los pida, pues esto pone en riesgo la seguridad del bebé.
Y por último, no debemos olvidar que si bien los juguetes ayudan a los niños a adquirir nuevas habilidades y relacionarse con otros, éstos no reemplazan el aspecto más importante de la crianza: una relación cercana, amorosa y cálida con todos los miembros de la familia. Jugar con ellos es uno de los mayores placeres de tener un niño en casa.
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